Después de 27 horas de viaje y un par de días sin un ordenador con el que escribir, por fin podemos contaros nuestras primeras vivencias. Lo estamos escribiendo a las diez de la noche, sabemos que no es una buena hora en Euskadi, pero es lo que tiene estar a 10.000 kilómetros de distancia.
Ayer, lunes 18 por la mañana, después de la matada del viaje y de haber dormido más bien poco por el jet lag, Ane, Amaia y Maria siguiendo su plan de pretemporada salieron a correr y a hacer ejercicios a un parque cercano a nuestro hotel.
Tras el desayuno fuimos a Abancay donde estuvimos comprando ropa deportiva en establecimientos colaboradores con la ONG Deporte y Desarrollo para distribuirla en Villa El Salvador.
Después hicimos un poco de turismo por la Plaza de Armas donde pudimos ver el cambio de guardia y los famosos balcones de la era colonial que son Patrimonio de la Humanidad.
Comimos en un restaurante típico peruano y probamos ceviche, saltado de pollo y canchita (esto último entusiasmó a más de una). Para beber nos dieron a probar el famoso pisco, una bebida alcohólica mezclada con yema de huevo y hielo picado.
Pollo saltado, pisco y canchitas
Por la tarde, seguimos mirando ropa deportiva en Gamarra y, por desgracia para nuestras maltrechas piernas, duró toda la tarde. A pesar de no ser una zona especialmente segura nos encantó ver a niños jugando a fútbol en las calles.
Lo que hemos hecho hoy os lo contaremos mañana por dos motivos:
1. Hoy al igual que mañana vamos a estar en Villa El Salvador y uniremos nuestros dos días en una única entrada.
2. Estamos muertas.
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